La gastronomía oliventina es la propia de la zona extremeño-alentejana. Una culinaria propia de la vida de pastores y trabajadores del campo, donde todo se aprovechaba. Del pan duro se obtenían las sabrosas migas del desayuno o la sopa de tomate. Los productos de matanza llenaban las despensas todo el año, secados en las chimeneas alentejanas de Olivenza y sus aldeas. Y, antes de marcharte, date un capricho dulce: en Olivenza encontrarás asubías, perronillas, pestiños y piñonate y, sobre todo, la famosa Técula Mécula.

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